Una embolia hace referencia a la transportación de un coágulo a través de la corriente sanguínea, en la cual ocurre un bloqueo brusco de un vaso sanguíneo. También se le denomina “émbolo”, por tratarse de un coágulo sanguíneo o trombo, o estar compuesto por células tumorales, grasa, líquido amniótico o aire.
La embolia se distingue de la trombosis en los siguientes puntos:
– En una trombosis, el coágulo sanguíneo o trombo abre brecha a la oclusión del vaso específicamente en el lugar donde aparece, mientras tanto que la embolia no se genera en el lugar originario del émbolo. A partir de un trombo puede progresar un émbolo si se desprende de su lugar de origen y es esparcido por el torrente sanguíneo (es lo que se denomina tromboembolia).
Una embolia es capaz de afectar a las venas o a las arterias, o bien ser originada en ambos vasos sanguíneos:
En caso que el émbolo se produzca en la parte izquierda del corazón o bien en una arteria mayor, la embolia que se genera se denomina embolia arterial. Si la oclusión del vaso afecta al cerebro se trata de una embolia cerebral; además puede afectar a un brazo, una pierna o a órganos del aparato digestivo o urinario.
Si el émbolo se origina en una vena, se determina como embolia venosa y el émbolo generara una oclusión en una arteria en el pulmón dando pie a una embolia pulmonar.
Al hablar de la embolia paradójica es un caso totalmente especial: aquí el émbolo se desarrolla en una vena pero no alcanza la circulación pulmonar, sino que recorre el lado derecho al lado izquierdo del corazón mediante un orificio entre ambas aurículas del corazón, llegando a una arteria de la circulación ocluyéndola.
Al referirse a causas de la embolia, la causa más común y más frecuente de una embolia pulmonar es una trombosis venosa en la pierna o la pelvis. En especificas condiciones los coágulos sanguíneos también puede generarse en el corazón e inducir la oclusión de una arteria. De acuerdo a la arteria ocluida, se producirá la falta de suministro sanguíneo a un órgano a extremidad provocando una serie de signos y síntomas que permiten reconocer la embolia.
En relación al tratamiento de una embolia venosa, este se enfoca primordialmente a deshacer el coágulo sanguíneo con anticoagulantes (heparina o acenocumarol). En cambio en el caso de la embolia arterial se requiere de una operación quirúrgica. Como medida de prevención se suele prescribir medicamentos que diluyan la sangre.
Definición de embolia
Una embolia se define Una embolia como una oclusión imprevista de un vaso sanguíneo debido a un coágulo arrastrado por el torrente sanguíneo. El término embolia se desprende del griego embolos (tapón, obstrucción).
En los casos de embolia, el coágulo que la genera, es denominado émbolo, este obstaculiza un vaso cuyo diámetro es menor al del émbolo mismo y este no llega a disolverse en la sangre y clasificarse en sólido, líquido o gaseoso:
– Émbolos sólidos: coágulos de sangre (trombos) tejido, parásitos o células tumorales.
– Émbolos líquidos: gotas de grasa, líquido amniótico.
– Émbolos gaseosos: burbujas de aire.
Causas de la embolia
Se estima que las embolias originadas por coágulos de sangre únicamente pueden ser generadas por coágulos recientes que aún no han cicatrizado, donde el tamaño sea mayor que el diámetro del vaso que obstaculiza.
La embolia arterial procede por lo general de la parte izquierda del corazón, entre tanto la embolia venosa se desarrolla en una vena de la circulación sanguínea general, comúnmente en el área de las piernas. El coágulo (émbolo), que es el desencadenante directo de la embolia, se trasladado por medio de la parte derecha del corazón a la arteria pulmonar, por lo que se origina una embolia pulmonar.
Tipos de émbolos que pueden generar la aparición de una embolia:
– La embolia séptica se genera por el denominado émbolo séptico, provocando una infección en la zona afectada.
– Un émbolo formado por un coágulo sanguíneo no está infectado con bacterias.
– Un émbolo metastásico se conforma de células tumorales que migran desde el tumor primario, por el torrente circulatorio, hacia otras áreas del organismo generando metástasis.
– Embolos de grasa (embolia grasa), de líquido amniótico o de parásitos.
– También un émbolo puede conformarse de aire-embolismo aéreo.
– Al émbolo que queda aprisionado en una ramificación de dos vasos es llamado émbolo cabalgante.
Síntomas de la embolia
Los síntomas de la embolia se asocian con el vaso sanguíneo obstruido. Por lo general los síntomas de una embolia tienden a ser dolores inesperados.
En áreas del cuerpo que cuentan con una buena circulación colateral, puede manifestarse una pequeña embolia sin que se genere una disfunción importante, lo que se determina como asintomática.
Una embolia en las extremidades (en brazos o piernas) se genera cuando afecta a una arteria mayor, los síntomas distintivos se denominan las “6 P”:
– Pain (dolores).
– Paleness (palidez).
– Paresthesia (parestesia, trastornos de la sensibilidad).
– Pulslessness (falta de pulso).
– Paralysis (parálisis).
– Prostation (postración).
Una embolia pulmonar manifiesta síntomas como falta de aire repentina, aceleración de la respiración, taquicardia, caída de la presión sanguínea y shock circulatorio. En casos donde el vaso sanguíneo obstruido en los pulmones es grande, la embolia originada en los pulmones tiene la capacidad de sobrecargar al corazón e inducir la muerte.
Los síntomas asociados a una embolia cerebral (accidente cerebrovascular) son diversos de acuerdo al vaso afectado, los síntomas pueden ser, pérdida del conocimiento, parálisis.
En los casos de la embolia de los vasos coronarios, puede generar un infarto cardíaco, aunque puede ser infrecuente y tiende a manifestarse debido a un trastorno circulatorio, que se manifiesta en forma de trombosis de una arterioesclerosis subyacente.
Diagnóstico de la embolia
El diagnóstico de una embolia se asocia a diferentes condiciones, por ejemplo si está localizada en las extremidades se realiza en consistencia con los dolores repentinos que se manifiestan. Entre los métodos están la ecografía Doppler o la angiografía.
Por otra parte, el médico puede establecer una embolia pulmonar una variedad de técnicas de imagen. Los mejores métodos empleados son una angiografía de las arterias pulmonares (AngioTAC), además de técnicas de medicina nuclear (gammagrafía de ventilación-perfusión).
En cuanto al diagnóstico de la embolia amerita descartar una trombosis, ya que por lo general representan un riesgo de generar embolias a posteriori.
Tratamiento de la embolia
En general el tratamiento está condicionado de la procedencia del vaso sanguíneo obstruido por un coágulo (émbolo).
Frente a una embolia aguda en una arteria de una extremidad, el tratamiento consiste en eliminar el dolor. Por lo general en alrededor de un 90% de todos los casos de embolias, se aplica una embolectomía, en la cual el médico procede a extirpar el émbolo causante de la obstrucción del vaso.
Además en determinadas ocasiones es posible extraer o disolver el émbolo a través de un catéter (angioplastia percutánea).
El tratamiento de la embolia, se complementa con la eliminación dentro de lo posible, de las causas subyacentes.
Evolución de la embolia
En relación a la embolia, el pronóstico y la evolución se condicionan por lo general de dónde esté localizado el vaso obstruido. Por lo general cualquier persona ya haya padecido una embolia puede padecerla de nuevo. Existen agentes de riesgo como arterioesclerosis, tabaco, hipertensión, diabetes mellitus, sobrepeso, edad avanzada, por lo que se recomienda realizar una prevención periódica para evitar una embolia.
En su evolución y desarrollo una embolia puede implicar una variedad de complicaciones de acuerdo al lugar donde aparezca. Por ejemplo una embolia cerebral puede provocar parálisis o disfunciones del lenguaje.
Prevención de la embolia.
Mitigar los riesgos es primordial en la prevención de la embolia, por lo que se recomienda:
– Abandonar el tabaco.
– Controlar la presión sanguínea alta.
– Prevenir la diabetes mellitus.
– Evitar el sobrepeso.
– Tomar líquidos en abundancia.
– Medias de compresión antes de intervenciones quirúrgicas o tras el parto.
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